viernes, 13 de marzo de 2009

Jorge Manrique


Poeta perteneciente a la vieja nobleza castellana, se vio inmerso en las contiendas que llenan la segunda mitad del siglo XV. A su padre, el Maestre don Rodrigo, activo guerrero, dedica sus Coplas, por lo que podemos decir que en este autor las letras y las armas son las dos aficiones que van de la mano.

Su creación poética es muy escasa: en torno a cincuenta composiciones y su poética se enmarca dentro de la tradición poética provenzal del amor cortés. En esta tradición, el amador aparece como vasallo, dentro de la feudalización del amor; la discreción en la relación amorosa es el principal atributo del amante y se diviniza a la amada, a quien el poeta rinde culto. Algunas de estas características se pueden observar en el fragmento de uno de sus poemas:

Acordaos, por Dios, señora...

       Acordaos por Dios, señora, 
quánto ha que comencé

vuestro seruicio,

cómo vn día ni vna hora

5 nunca dexo ni dexé
de tal officio.

Acordaos de mis dolores,

acordaos de mis tormentos

qu'e sentido,
10 acordaos de los temores
y males y pensamientos
qu'e sufrido.

Acordaos cómo en presencia,
me hallaste siempre firme
15 y muy leal,
acordaos cómo en ausencia

nunca pude arrepentirme

de mi mal.

Acordaos cómo soy vuestro

20 sin jamás auer pensado
ser ageno,

acordaos cómo no muestro

el medio mal qu'e passado
por ser bueno...

Este tipo de poesía no es ajeno a nuestro tiempo y algunos poetas contemporáneos han cantado y compuesto recreando ese estilo:

DESOBEDIENCIA es
palabra triste
a soldado de amor.

Pero yo
no acataré a mi señor,
que me oprime,
no acataré los designios de amor
que niega mi señor,
no acataré su desdén,
su capricho,
no acataré su fuerza,
seré su enemigo,
seré su traidor,
seré el último de la fila de los soldados,
soldado ciego, soldado raso,
seré el que sabré más de su mal,
sus secretos,
y abandonaré su cerco,
abandonaré las filas de amor
de mi señor,
y cantaré libre,
escondido en graneros,

silbaré libre cuando me encuentre lejos,
desnudo, solo y libre
de la persecución de amor,
mi señor.

(Luisa Castro,
Amor mi señor)

Junto a esta poesía, Jorge Manrique escribió su poema más célebre (
Coplas a la muerte de su padre), considerado como una de las elegías más conocidas de nuestra literatura.

El poema consta de cuarenta coplas de pie quebrado, organizadas en tres partes: una primera, en la que habla de la brevedad y la caducidad de la vida; la segunda, en la que ejemplifica con casos concretos mediante la fórmula del
Ubi sunt?; y una tercera en la que realiza el elogio de su padre.

Fue una obra que gozó de gran éxito y fama en su época, llegando hasta nuestros días y siendo interpretada por cantautores contemporáneos.

Paco Ibáñez canta a Jorge Manrique:



Escucha esta canción, que nos presenta una visión muy diferente a la de Jorge Manrique:

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