sábado, 2 de mayo de 2009

Lázaro de Tormes

Según el libro, Lázaro y yo estábamos hospedados en un mesón de la villa de Escalona. Teníamos una longaniza para cenar y yo la había puesto con mucho miramiento a asar en la sartén. "Lázaro, ve a la taberna y compra un cuartillo de vino", le ordené. Solté el mango de la sartén y me alcé para rebuscar en la faltriquera un maravedí, y mientras esto hacía, el maldito niño cambió la longaniza por un nabo pequeño, larguillo y ruinoso. Como es natural, yo no lo vi, que dio el cambiazo sin que yo lo advirtiese. Lázaro se fue por el vino y yo no acabé de asar la falsa longaniza. Esperé a que volviera de la taberna para no comérmela a palo secó, y cuando le oí entrar puse la suculena longaniza (eso creía) apretada entre dos pringadas o rebanadas de pan. Hinqué el diente, di en duro, mordí más fuerte y descubrí el engaño. ¿Longaniza? ¡Nabo!

El libro decía que me encalabriné, y que me encendí de ira, y que me llevaban todos los demonios. Decía bien. ¿No era justo? Lo más gracioso del episodio nabal fue que, como yo era un viejo astuto con olfato de podenco, acerqué el navío de mi cara a la suya, y penetré con la proa de mi afilada nariz en la dársena de su boca para oler la verdad, y al tocarle la gola con la punta del espolón, el niñó se mareó de miedo, zozobró su estómago y de una sucia arcada vomitó la papilla de la negra longaniza sobre mi nariz y mi boca. Luego el libro decía que yo le había soltado una colérica andanada de rasguños y golpes, y que si no me lo quitan de las manos, le hubiera arrancado la vida. Eso decía el libro.

- Ahora es tu turno, Juan Barril. Cuéntanos ce por be tu verdad -me dijo el señor Rojas.

- Los hechos fueron más o menos así, como acabáis de leer, señor, sólo que pura comedia. Era una treta que el niño y yo conveníamos cuando estábamos desesperados de hambre. Representábamos la farsa por los pueblos, en la plaza del mercado, en ventas y mesones, donde hubiera incautos. Mojiganga de cómicos. La función se disponía más o menos como dice el libro, pero muchas veces ni siquiera hacía falta el paripé de la sartén, pues del mismo modo que los comediantes viajan con el baúl de las pelucas y los disfraces, nosotros solíamos llevar en el hato las dos rebanadas de pan con pringue dentellada. Con todo listo, se abría el telón. La gente confiaba que iba por la calle o hacía compras en la plaza oía de pronto alboroto de voces y ayes tan desesperados como si estuvieran degollando un gorrino. Se acercaban y veían cómo yo sujetaba a Lazarillo entre las piernas y le sacudía furioso puñadas, azotes, tirones de pelo y una granizada de insultos coléricos: ¡ladrón! , ¡desgraciado!, ¡hideputa! ¿Así tratas a quien te protege y alimenta? El niño hacía su papel de maravilla. Gritaba como un condenado, pujaba por escaparse, hpaba mucho y enseñaba dientes y roto las encías. No era sangre, sino jugo de tomate con el que poco antes se había embadurnado el morro. La gente que se había arremolinado a nuestro alrededor, viendo mi enojo y su martirio, me lo arrancaba de las manos. ¡Ciego malvado!, me decían. En toda comedia tiene que haber un bueno y un malo, y a mí me había tocado el papel de malhechor. Yo, acosado por los furiosos viandantes que creían que iba a matar al niño, mostraba el nabo empanado y las barbas asquerosas donde quedaban restos sucios de la vomitera. Contaba todo eso del trueque de una longaniza por un nabo, y cómo por olerle la boca a Lázaro, me lo había regoldado en la nariz y en los ciegos ojos. "Vedme hecho un cristo. Me ha robado la longaniza, la ha saboreado y se la ha tragado, y después de gozarla, me ha echado a la cara lo sobrante. ¿No es un hideputa?". El público se descojonaba de risa, hablando con perdón, y celebraban mi suciedad como un castigo y la hazaña de Lázaro como triunfo y venganza del bueno. No faltaba alguna voz que me llamaba verdugo, pero yo soportaba con paciencia mi ingrato papel. Los más se apiadaban del niño mártir, que asustado y dolorido parecía un cervatillo huérfano. Luego yo hacía como que recobraba la calma, plañía quejas sobre mi aciaga suerte y la ingratitud de la vida, y englobaba de revés mis ojos blancuzcos para dar lástima (o asco). Mi ceguera, la fuerza de mis salmos desgraciados, la sangre y las desdichas del niño apiadaban a la gente, que nos daba limosna para comprar longanizas y morcillas de verdad. Ésa era la comedia.
Acabado el teatro, el público se dispersaba y nosotros nos dábamos un goloso banquete. Relamiéndonos el pringue de los tesoros chacineros, disputábamos quién de los dos cargaba con la peor parte del entremés...

Eduardo Alonso: Palos de ciego

domingo, 26 de abril de 2009

Las lenguas de España



En este enlace tienes la unidad didáctica que hemos preparado para trabajar las lenguas de España.

sábado, 4 de abril de 2009

Garcilaso de la Vega

Escucha esta canción de Miguel Bosé. ¿De qué crees que tratará la poesía de Garcilaso de la Vega?



A través de esta unidad didáctica, nos acercamos a la poesía de este autor y de la época renacentista.

Imagen: http://pe.kalipedia.com/kalipediamedia/lenguayliteratura/media/200704/18/literaturacastellana/20070418klplyllic_53.Ies.SCO.jpg

domingo, 29 de marzo de 2009

San Juan de la Cruz

Su vida puede resumirse en pocos datos: nace en 1542 en Fontiveros (Ávila) en una familia de ascendencia conversa. En 1563 profesa en el Carmelo. En 1567 emprende la reforma de la orden, lo que le atrae la persecución de los carmelitas calzados y el encarcelamiento en Toledo. Con posterioridad es prior en diversos conventos y muere en Úbeda en 1591.

Su obra no es muy extensa y muestra la aspiración del místico a la unión total de su alma con Dios. Para llegar a esta unión existen tres vías o caminos:

a)
Vía purgativa: en ella el alma se purifica de sus pecados mediante la oración y la mortificación.

b)
Vía iluminativa: el alma comienza a ser iluminada, a gozar de la presencia de Dios.

c)
Vía unitiva: se produce la unión amorosa del alma con Dios.

A continuación, selecciona de cada uno de los poemas la estrofa que más te guste y explica por qué las has seleccionado.

Noche oscura




1.

En una noche oscura, Facsímil
con ansias, [2] en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!, [3]
salí sin ser notada, [4]
estando ya mi casa sosegada.
5



2.

A oscuras y segura,
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada, [5]
estando ya mi casa sosegada.
10



3.

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa, [6]
Facsímil
sin otra luz y guía,
sino la que en el corazón ardía.
15



4.

Aquésta me guiaba
más cierto [7] que la luz del mediodía,
a donde me esperaba
quien yo bien me sabía, [8]
en parte donde nadie parecía. [9]
20



5.

¡Oh noche que guiaste!,
¡oh noche amable más que la alborada!,
¡oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
25



6.

En mi pecho florido, [10]
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba, [11]
y el ventalle [12] de cedros aire daba
30



7.

El aire de la almena, Facsímil
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.
35



8.

Quedeme y olvideme,
el rostro recliné sobre el Amado; [13]
cesó todo y dejeme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
40

¿Quieres escuchar el poema?





En su poesía convergen la tradición poética castellana de los cancioneros, la de la poesía culta italizanizante y la tradición poética bíblica.

Su composición poética más extensa es el Cántico espiritual, formado por cuarente estrofas. Es un poema de carácter alegórico en el que aparece todo el proceso místico: la esposa -el alma delel poeta- busca ansiosamente al esposo -Dios-, lo que constituye la vía purgativa. Más tarde se produce el encuentro de ambos, que representa la vía iluminativa, y, finalmente, la unión amorosa, que constituye la vía unitiva.

Poema homenaje de Carlos Bousoño a San Juan de la Cruz

(Vía purgativa, iluminativa y unitiva)

Sólo quien se entrega recibe.
Huele, quien renuncia al olfato,
un olor prodigioso. ¡Vive,
misterïoso desacato!

Y así de pronto asciende ya
de las rosas de primavera
fragancias de lo que será
en la cima de lo que era.

Y el alma, desde ese momento,
puede, en la variedad del mundo,
escuchar la canción del viento
y contemplar el mar profundo.


En la poesía de San Juan de la Cruz se unen tres corrientes poéticas: la de los cancioneros castellanos, la de la poesía culta italianizante y la tradición bíblica.

Su composición poética más extensa es el Cántico espiritual, formado por 40 estrofas. Es un poema de carácter alegórico en el que aparece el proceso místico: la esposa -el alma del poeta- busca ansiosamente al esposo -Dios-, lo que constituye la vía purgativa. Más tarde se produce el encuentro de ambos, que representa la vía iluminativa y, finalmente, la unión amorosa, que constituye la vía unitiva.

Lee el poema

(y escuchar un fragmento)

(Información: Libro de literatura de la editorial Akal).

Imagen: http://www.carmelitasdevenezuela.org.ve/san%20juan%20de%20la%20cruz.jpg

sábado, 14 de marzo de 2009

La Celestina

Lee el texto que tienes en este enlace y responde a las preguntas:


1. ¿Cuál son los temas que aparecen en ese fragmento?

2. Resume brevemente el texto con tus palabras.

3. ¿Cómo están caracterizados los personajes?

4. ¿Qué relación observas entre lo que se cuenta en ese fragmento novelístico y la obra que vamos a estudiar?

¿Qué sabes de La Celestina de Fernando de Rojas? ¿Quiénes podrían representar hoy el papel de Celestina, Calixto y Melibea? Una pista (la entradilla de un reportaje periodístico): Unos seis millones de españoles son solteros, separados o viudos entre 30 y 60 años. Muchos de ellos buscan pareja. Para encontrársela, ha surgido un próspero negocio del amor con Internet como sede.

Si quieres saber algo más sobre esta obra, acércate a la obra por medio de esta unidad didáctica:

La Celestina

(Para realizar el ejercicio 2, observa esta fotografía)
(Para realizar el ejercicio 7, consulta estas imágenes)




Imagen: http://www.cervantesvirtual.com/boletines/general/58/LaCelestina2.jpg

viernes, 13 de marzo de 2009

Jorge Manrique


Poeta perteneciente a la vieja nobleza castellana, se vio inmerso en las contiendas que llenan la segunda mitad del siglo XV. A su padre, el Maestre don Rodrigo, activo guerrero, dedica sus Coplas, por lo que podemos decir que en este autor las letras y las armas son las dos aficiones que van de la mano.

Su creación poética es muy escasa: en torno a cincuenta composiciones y su poética se enmarca dentro de la tradición poética provenzal del amor cortés. En esta tradición, el amador aparece como vasallo, dentro de la feudalización del amor; la discreción en la relación amorosa es el principal atributo del amante y se diviniza a la amada, a quien el poeta rinde culto. Algunas de estas características se pueden observar en el fragmento de uno de sus poemas:

Acordaos, por Dios, señora...

       Acordaos por Dios, señora, 
quánto ha que comencé

vuestro seruicio,

cómo vn día ni vna hora

5 nunca dexo ni dexé
de tal officio.

Acordaos de mis dolores,

acordaos de mis tormentos

qu'e sentido,
10 acordaos de los temores
y males y pensamientos
qu'e sufrido.

Acordaos cómo en presencia,
me hallaste siempre firme
15 y muy leal,
acordaos cómo en ausencia

nunca pude arrepentirme

de mi mal.

Acordaos cómo soy vuestro

20 sin jamás auer pensado
ser ageno,

acordaos cómo no muestro

el medio mal qu'e passado
por ser bueno...

Este tipo de poesía no es ajeno a nuestro tiempo y algunos poetas contemporáneos han cantado y compuesto recreando ese estilo:

DESOBEDIENCIA es
palabra triste
a soldado de amor.

Pero yo
no acataré a mi señor,
que me oprime,
no acataré los designios de amor
que niega mi señor,
no acataré su desdén,
su capricho,
no acataré su fuerza,
seré su enemigo,
seré su traidor,
seré el último de la fila de los soldados,
soldado ciego, soldado raso,
seré el que sabré más de su mal,
sus secretos,
y abandonaré su cerco,
abandonaré las filas de amor
de mi señor,
y cantaré libre,
escondido en graneros,

silbaré libre cuando me encuentre lejos,
desnudo, solo y libre
de la persecución de amor,
mi señor.

(Luisa Castro,
Amor mi señor)

Junto a esta poesía, Jorge Manrique escribió su poema más célebre (
Coplas a la muerte de su padre), considerado como una de las elegías más conocidas de nuestra literatura.

El poema consta de cuarenta coplas de pie quebrado, organizadas en tres partes: una primera, en la que habla de la brevedad y la caducidad de la vida; la segunda, en la que ejemplifica con casos concretos mediante la fórmula del
Ubi sunt?; y una tercera en la que realiza el elogio de su padre.

Fue una obra que gozó de gran éxito y fama en su época, llegando hasta nuestros días y siendo interpretada por cantautores contemporáneos.

Paco Ibáñez canta a Jorge Manrique:



Escucha esta canción, que nos presenta una visión muy diferente a la de Jorge Manrique:

miércoles, 11 de marzo de 2009

El romancero

Los romances son unos poemas de un número indefinido de versos octosílabos, con rima asonante en los versos pares. Por lo general, se desconoce su autor (anónimos) y se han transmitido y conservado principalmente por tradición oral, con temas de la historia española y leyendas populares.

A partir del siglo XVI, los grandes poetas cultos escriben también romances aumentando los temas y los motivos literarios.

Según algunos estudiosos, el origen de los romances se encuentra en los cantares de gesta: fragmentos de los cantares se cantaban como composiciones independientes, de forma que cada hemistiquio del cantar era un verso del romance y, por tanto, la rima asonante (en el segundo hemistiquio) quedaba siempre en los versos pares.

Más tarde, constituyeron un género aparte y fueron compuestos como romances y no como fragmentos de cantares.

Los romances tienen un lenguaje sencillo, con abundantes repeticiones de palabras, grupos de palabras o versos. El final suele ser bastante ambiguo o abierto.

(Libro de texto de la ed. Akal).

Escucha este romance de un poeta moderno (Federico García Lorca) y este otro, texto renacentista y anónimo. Compáralos y observa sus semejanzas y diferencias. Si quieres leer los textos detenidamente, puedes hacerlo en el blog de A. Puente, en el que tienes los anteriores enlaces.

¿Qué deberías saber sobre los romances? Observa el siguiente guión, cuyo contenido puedes completar con tu libro de texto:

a) Definiciones: el romancero viejo, el romancero nuevo y el romancero oral moderno.

b) Origen.

c) Rima y métrica.

d) Recursos (características).

e) Clasificación.

Otras informaciones:

- Un ejemplo de Caza del tesoro, de M. J. Reina.

- Romances medidos

- Un sinfín de romances.